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Otoño: Vuelta de los virus respiratorios infantiles.

Con la disminución de la ioncidencia de covid y el levantamiento de las restricciones y las mascarillas en las aulas, se ha empezado a observar un aumento de las infecciones respiratorios en la población infantil.

El otoño dentro de este contexto favorece la proliferación de unos de ellos, la gripe.

Qué es la gripe y cuales son sus síntomas.

La gripe es una enfermedad infecciosa, altamente contagiosa, que presenta sus mayores tasas de incidencia durante el otoño y el invierno. Ésta es provocada por el virus Influenza y es una infección autolimitada, es decir, que suele ceder con el tiempo; aunque puede presentar complicaciones en sectores de la población en una situación especial (tercera edad, menores de 2 años, enfermos pulmonares crónicos y más).

El contagio suele producirse al toser y estornudar, depositando pequeñas gotas en superficies de contacto como objetos o manos, aunque va a depender en gran medida del estado inmunológico de cada receptor. Además, hay que tener en cuenta que la enfermedad será contagiosa durante aproximadamente 8 días desde el día previo al inicio de los síntomas, aunque los tres primeros días serán los más contagiosos.

Esta enfermedad afecta principalmente a las vías respiratorias superiores y está caracterizada por comenzar con un brusco golpe de fiebre (39º/40ºC), dolor muscular y un malestar generalizado. Estos síntomas suelen ir acompañados de otros como secreción nasal y lagrimeo, dolor de garganta, tos y dolor de cabeza, y suelen durar una semana. Sin embargo, estos pueden complicarse y derivar en otras enfermedades como la sinusitis, la otitis, neumonía o el empeoramiento de enfermedades crónicas como el asma o la insuficiencia cardíaca.

En el caso de los niños, a pesar de ser una infección autolimitada, si comienzan a tener una respiración rápida o dificultad para respirar, rechazan la comida o le salen erupciones en la piel, se debe acudir lo antes posible al pediatra. También es importante observar actitudes comportamentales como, por ejemplo, si padece de desgana a la hora de realizar actividades que normalmente le gustan, o si experimenta una mejoría y acto seguido un empeoramiento, entonces se debería acudir al médico.

El papel de la homeopatía ante los síntomas gripales.

En primer lugar, es importante resaltar que la gripe, al ser una enfermedad vírica, es decir, causada por un virus, no debe tratarse con antibióticos, excepto si se dieran complicaciones y el paciente sufriera la agresión de una bacteria y llegara a desarrollar otras infecciones.

Ante la aparición de síntomas gripales, la homeopatía es una opción más que puede ser de utilidad para reducir los efectos de la sintomatología de la gripe y otros virus respiratorios infantiles. Además, la homeopatía se utiliza en pacientes de todas las edades, incluidos los más pequeños y no se esperan reacciones adversas asociadas a la toma de medicamentos homeopáticos.

Otro beneficio de optar por incorporar la homeopatía es que los medicamentos homeopáticos pueden utilizarse como primera opción terapéutica –en exclusiva- o conjuntamente con otros fármacos convencionales ya que, en principio, no se esperan interacciones con otros medicamentos.

Con la homeopatía podemos actuar en torno a los síntomas de la gripe a tres niveles: en el momento de la incubación- reducir la intensidad de esos primeros síntomas-, cuando estamos expuestos al virus por un tercero -sobre todo con niños en casa, evitando el contagio de toda la familia- y para mejorar la resistencia de casos reincidentes -personas que suelen ponerse enfermas en invierno varias veces-.

Cómo podemos prevenir la gripe.

Como hemos adelantado ya, la vuelta al cole no solo significa el comienzo del otoño y más tarde del invierno, estaciones con alta incidencia de virus respiratorios, sino que además nuestros hijos estarán expuestos al hacinamiento típico de las clases, y algunos pueden sufrir estrés y trastornos del sueño ante los problemas de adaptación escolar, lo que puede reducir las respuestas del sistema inmunológico.

Para estimular nuestras defensas y mantener un sistema inmunológico fuerte, es fundamental tener una alimentación adecuada. Si el organismo no recibe la cantidad suficiente de nutrientes no podrá recargar energía durante el día y nuestro sistema inmunológico se verá afectado. Para llevarlo a cabo es interesante tomar alimentos ricos en vitamina-C y con poder antioxidante, importante para el correcto funcionamiento del sistema inmune, según indica una investigación desarrollada por el departamento de Microbiología de la Universidad de Jaén. Podemos encontrar estas propiedades en alimentos de temporada como las castañas o la granada.

Otra cuestión muy importante para apoyar nuestro organismo y mantener unas defensas altas, es descansar y dedicar las horas necesarias para conseguir un sueño reparador. Mientras dormimos nuestro sistema inmunitario aprovecha para regenerarse y fortalecerse en sus funciones, revitalizando el cuerpo para el día siguiente.

En cuanto a la higiene personal, al cuidar de uno mismo también se protege a los demás, sobre todo en el caso de los más pequeños. Para ello es necesario enseñarles como asearse bien, en concreto lavarse las manos, y la importancia de hacerlo con asiduidad, así como a acostumbrarse a taparse la boca al toser y estornudar.

Es muy recomendable realizar ejercicio y es preferible que sea al aire libre, ya que como indica la Sociedad Española de Oncología Médica, la vitamina-D se ha visto que debe mantenerse en niveles adecuados para mantener un sistema inmunológico óptimo. Por tanto, es recomendable mantener una exposición a la luz solar de al menos 15 minutos al día.

Y, por último, ayudarnos con homeopatía; consulte con su pediatra o farmacéutico formado en homeopatía para saber qué medicamentos homeopáticos pueden ser útiles durante el periodo invernal.